Te escucho (aunque creas que no) y dices que estás cansada, de que nada llega, de que a nadie vas y de que en ningún sitio se te espera.
Mentalmente te pienso y te digo que lo que está destinado a ser será, como el agua que busca su cauce natural, siempre que llueva.
No sabes el tiempo que hace que no te llueves encima.